Apuntaron que estos atrasos les provocan serios inconvenientes financieros y si bien están acostumbrados a percibir sus haberes después de los docentes de escuela pública, advierten que cada vez es mayor el retraso.
Villa Ángela
Adriana Taponier y Marcelo Rojas
Un grupo de docentes de escuelas de gestión privada se acercó a Primera Línea para expresar su preocupación “por los retrasos en el pago de haberes que experimentan desde el mes de septiembre del año 2011.”
Manifiestan que siempre están “cobrando en la segunda quincena del mes siguiente al que corresponden esos haberes, aún no cobran el mes de mayo. A esto se suma la falta de pago del “Fondo estímulo a la calidad educativa” de febrero y abril, cabe destacar que entre los días 14 y 15 de junio se abonó el correspondiente al mes de marzo”.
Además de esta demora debemos también agregar que desde que el Banco del Chaco recibe la orden del dinero para las escuelas privadas se demora entre 2 a 3 días para que se hagan efectivas las acreditaciones a las cajas de ahorros respectivas. También cada día más tarde se hace efectivo el pago del incentivo docente “mientras que vemos que en la gestión estatal no pasa lo mismo, sabiendo desde ya que ese dinero lo envía la Nación hacia la provincias”.
Al realizar los reclamos en las respectivas instituciones reciben por respuesta que esto “se debe a la demora en las transferencias de aportes para pago de sueldos desde el Ministerio de Educación, ya que son instituciones subvencionadas por el Estado provincial”.
Los docentes de escuelas de gestión privada dicen estar “acostumbrados a cobrar algunos días más tarde que sus pares de las escuelas estatales, pero la demora es cada vez mayor. Esto conlleva problemas financieros debido a los recargos e intereses que deben abonar por el pago fuera de término de servicios y obligaciones”.
Llegan a este medio de comunicación “sin intención alguna de enfrentamientos con el Gobierno ni con las instituciones a las que pertenecen”, sino con la esperanza de ver solucionado este problema a la brevedad. Pretendiendo brindarse por completo a sus alumnos sin la preocupación por las vicisitudes económicas con las que hoy les toca convivir.
Villa Ángela
Adriana Taponier y Marcelo Rojas
Un grupo de docentes de escuelas de gestión privada se acercó a Primera Línea para expresar su preocupación “por los retrasos en el pago de haberes que experimentan desde el mes de septiembre del año 2011.”
Manifiestan que siempre están “cobrando en la segunda quincena del mes siguiente al que corresponden esos haberes, aún no cobran el mes de mayo. A esto se suma la falta de pago del “Fondo estímulo a la calidad educativa” de febrero y abril, cabe destacar que entre los días 14 y 15 de junio se abonó el correspondiente al mes de marzo”.
Además de esta demora debemos también agregar que desde que el Banco del Chaco recibe la orden del dinero para las escuelas privadas se demora entre 2 a 3 días para que se hagan efectivas las acreditaciones a las cajas de ahorros respectivas. También cada día más tarde se hace efectivo el pago del incentivo docente “mientras que vemos que en la gestión estatal no pasa lo mismo, sabiendo desde ya que ese dinero lo envía la Nación hacia la provincias”.
Al realizar los reclamos en las respectivas instituciones reciben por respuesta que esto “se debe a la demora en las transferencias de aportes para pago de sueldos desde el Ministerio de Educación, ya que son instituciones subvencionadas por el Estado provincial”.
Los docentes de escuelas de gestión privada dicen estar “acostumbrados a cobrar algunos días más tarde que sus pares de las escuelas estatales, pero la demora es cada vez mayor. Esto conlleva problemas financieros debido a los recargos e intereses que deben abonar por el pago fuera de término de servicios y obligaciones”.
Llegan a este medio de comunicación “sin intención alguna de enfrentamientos con el Gobierno ni con las instituciones a las que pertenecen”, sino con la esperanza de ver solucionado este problema a la brevedad. Pretendiendo brindarse por completo a sus alumnos sin la preocupación por las vicisitudes económicas con las que hoy les toca convivir.
Fuente: Primera Línea
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